En un rincón del desierto chileno, donde el mar encuentra la aridez de la tierra, se levanta este refugio diseñado para una familia amante de los deportes y de la conexión con el entorno natural. El proyecto combina hormigón, piedra y madera, dialogando con los materiales propios de la zona y con el paisaje que lo rodea. Estas texturas, naturales y robustas, evocan la esencia del lugar, integrándose de forma respetuosa y orgánica con el entorno. La propuesta se articula en un volumen horizontal muy liviano que abraza el horizonte, permitiendo que las vistas y el sonido de el mar sean protagonistas de cada espacio.